Territorio amplio y rico
Teruel es un territorio extenso y variado. Una de las provincias más grandes de España, con un espectacular patrimonio natural y patrimonial en lugares tan conocidos como las comarcas del Matarraña, el Bajo Aragón, la Sierra de Albarracín o el Maestrazgo.
Dobla la superficie de provincias como Madrid o Barcelona y sextuplica a la de Bizkaia, pero tan solo la pueblan 130.000 personas, menos de las que viven en el barrio de Chamberí. Sin embargo, la provincia de Teruel está rodeada por cinco de las ciudades más pobladas de España. De esta forma, la posibilidad de vivir una experiencia diferente, en un lugar muy distinto, está justo al lado del camino de muchos.
Albarracín, Alcañiz, Mora de Rubielos, Cantavieja o Beceite te esperan en un entorno naturalmente tranquilo, casi virgen, sin masificaciones ni contaminación lumínica. Pero hay más. Teruel es diversión y cultura. Es Dinópolis, las estaciones de esquí de Aramón, la Semana Santa de Calanda, el Mudéjar o MotorLand. También se vive en leyendas como la de los Amantes de Teruel o la de San Jorge de Alcañiz, se siente al mirar las estrellas mejor y más cerca, o se saborea con la micología o la trufa.
Cien Paisajes
Quien dice cien, dice mil. No serás capaz de contarlos, porque la provincia de Teruel tiene muchos colores y formas. Es blanca en las altas cumbres nevadas de Gúdar Javalambre, donde encontramos las estaciones de esquí de Aramón; negra en las profundidades del Museo Minero deEscucha, en las Cuencas Mineras; roja en cortados que parecen haber salido del lejano oeste cinematográfico y a los que llegamos en rutas 4×4;o gris en las sorprendentes formaciones rocosas del Maestrazgo, que asemejan a gigantescos órganos eclesiales.
La provincia de Teruel es también es el del color negro del espacio, en el que resplandecen las estrellas. En medio de la naturaleza, parece que estamos más cerca que nunca de ellas. Incluso podemos llegar a casi tocarlas si subimos al Pico del Buitre, donde se encuentra el Observatorio Astrofísico de Javalambre.
Hay cientos de kilómetros por recorrer en carreteras, caminos o pistas, algunas ya olvidadas, que parecen lejos de todo lo se que quiere dejar atrás. Lugar para el slow driving, la aventura o el senderismo, donde lassorpresas que aparecen en cada rincón. Como la impresionante sima de San Pedro, una puerta abierta al mundo subterráneo en las Cuencas Mineras. Bajo tierra podemos descubrir como el agua ha hecho prodigios en forma de preciosas estalactitas y estalagmitas en las Grutas de Cristal de Molinos.
El agua moldea el paisaje durante siglos, creando espectáculos naturales por toda la provincia. Como la espectacular cascada del río Cabriel,dedicada también a San Pedro, o el maravilloso barranco de la Hoz de Calomarde, un paisaje digno de ver y accesible para todos por pasarelas similares a las que también nos permiten llegar hasta el fondo de otro paisaje acuático fundamental: el Parrisal de Beceite, en el corazón del Matarraña.
El agua que creó esos angostos caminos, hizo también un capricho declarado monumento natural: el puente de Fonseca, cerca de la cola del pantano de Santolea de Castellote. En la provincia de Teruel, una decena de embalses y los muy diferentes cauces fluviales invitan tanto al reposo tranquilo como a la aventura.
Teruel salvaje
En esas amplias extensiones de terreno reconquistadas por la naturaleza viven un buen número de especies animales y vegetales. La mirada y la escucha activa, la observación tan callada como inquieta, permite disfrutar de hermosos episodios de la vida salvaje, como la berrea de los ciervos en la Sierra de Albarracín, las escaladas de las cabras montesas en las Cuencas Mineras o la peregrinación de las grullas en la laguna de Gallocanta en el Jiloca.
La vida se abre camino en los paisajes turolenses y su diversidad está a nuestro alcance. Podemos ver o imaginar el paso de jabalíes, gamos, zorros o jinetas siguiendo sus rastros, internándonos en los bosques. También echar la vista al cielo para observar a las aves en su hábitat, siendo capaces de escucharlas y de seguir sus evoluciones despreocupadas. Teruel es un lugar ideal para el turismo ornitológico.
Pero, además, la tierra provee y nos ofrece sus manjares. Las setas o las trufas encuentran en los montes de Gúdar Javalambre o el Maestrazgo el entorno ideal para reproducirse. Su recolección se convierte en todo un arte y una responsabilidad con el medio ambiente. Su degustación en un cita con la mejor de las gastronomías.
Pueblos muy bonitos
La provincia de Teruel es una sociedad de siglo XXI que elige vivir a su propio ritmo. Los turolenses aprecian las ventajas de vivir en los pequeños pueblos y desean transmitírselas a quiénes les visitan. Muchos conviven en grandes tesoros patrimoniales, cuidados para ser el mejor de los escenarios, el que imaginaron quienes los construyeron siglos atrás.
Teruel es la provincia con más pueblos bonitos de España. Empezando por el más admirado de todos, Albarracín, una joya medieval de color rosa. En la misma lista están Rubielos de Mora, Puertomingalvo, Cantavieja, Calaceite, Valderrobres y Mirambel. Y otros muchos podrían pasar a engrosar esa lista. Un simple paseo es una experiencia de lujo que podemos completar disfrutando sus tesoros o los paisajes que les rodean.
Teruel patrimonial
Castillos, templos o palacios de larga e intensa historia se alzan por todo el territorio. La piedra adquiere el protagonismo que le dan los años, la finalidad o los episodios vividos. En la provincia de Teruel, la historia pasa por numerosos monumentos que piden ser admirados. Siglos contemplan, por ejemplo, los artesonados de la Catedral o la decoración cerámica de las torres mudéjares en la capital de la provincia.
Pedazos de la historia emergen orgullosos en el paisaje. Se integran casi camuflados como el Castillo de Peracense, una joya defensiva de color rojo. O destacan sobre el horizonte, como la aparentemente inexpugnable fortaleza de Mora de Rubielos o la descomunal iglesia mayor de Alcañiz.
El tesoro patrimonial apunta a miles y miles de vidas que construyeron lo que somos. Desde las pinturas rupestres que aparecen en los abrigos del río Martín, a las trincheras que se construyeron en la Guerra Civil, pasando por los vestigios íberos o romanos del Bajo Aragón o el rastro carlistaque se hizo fuerte en el Maestrazgo. Momentos de la historia de los que nos dejaron testimonio para siempre las pinturas góticas del Castillo de Alcañiz o los grabados de los presos que pasaban los días sin luz en los calabozos del Matarraña.
Atracciones sorprendentes
La provincia de Teruel tiene lo que tiene y además ha puesto en valor lo que ya no tenía. Si una vez el territorio tuvo dinosaurios imponiendo su grandeza, hoy vuelven de nuevo a pisar fuerte. El parque paleontológico Dinópolis es un proyecto integral que vertebra toda la provincia. La sede principal está en la capital y permite disfrutar de experiencias únicas para la divulgación y para la diversión. Siete centros expositivos en otros tantos municipios nos permiten conocer mejor la época en la que vivieron los dinosaurios.
Y si durante un tiempo Alcañiz fue la única ciudad en la que existía un circuito urbano de automovilismo del mundo junto a Mónaco, ahora vuelve a ser una auténtica referencia en el mundo del motor. El complejo MotorLand, en el Bajo Aragón, cuenta con los mejores circuitos del mundo en velocidad, tierra o karting. No solo se puede disfrutar de algunas de las competiciones más relevantes del mundo del motor, además un completo programa de visitas permite vivir las experiencias de los pilotos de Fórmula 1 o de MotoGP.
Otra de las grandes atracciones de esta provincia es la nieve. La sierra de Gúdar Javalambre cuenta con dos estaciones de esquí de Aramón. Es posible soltar adrenalina cuesta abajo tanto en Javalambre como en Valdelinares, el pueblo a más altitud de toda España. Además, si no se es amigo de la velocidad en descenso, también hay esquí de fondo. En la localidad de Griegos, un largo circuito nos ofrece la posibilidad de perdernos entre la nieve por la Sierra de Albarracín.
La tradición como pasión
La provincia de Teruel reivindica sus costumbres y la tradición a través de un buen número de fiestas y eventos que definen a sus habitantes y marcan los ciclos anuales. La celebración es un momento de convivencia, a menudo envuelta en una estética sorprendente y particular, donde el visitante se siente parte de la comunidad y disfruta con la conversación y el alimento.
Las fiestas del fuego, concentradas alrededor de los meses de enero y febrero, son uno de los momentos más espectaculares. Las llamas llegan al cielo en Castelserás, en el Bajo Aragón, con la Hoguera de San Sebastián. En las Cuencas Mineras, Estercuel recuerda milagros llenando también sus calles de fuego y propone una ruta entre hogueras en la Santa Encamisada.
Teruel es la ciudad del amor. Sus amantes se han convertido en todo un símbolo y la mejor de las excusas para un evento multitudinario que nos traslada al medievo, las Bodas de Isabel de Segura. El recreacionismo llega también a la cultura íbera. Andorra se divide en clanes celebrandoLakuerter y Azaila recuerda a los que un día vivieron en el Cabezo de Alcalá en la fiesta Sedeisken. Alcorisa y Mas de las Matas, en el Bajo Aragón, vuelven al siglo de Oro para rememorar el tiempo en el que aún mandaban las órdenes militares y se estaban construyendo lindes y fronteras en la Fiesta de la Villa y El Regreso del Comendador.
Cada Semana Santa, el Bajo Aragón retumba. La Ruta del Tambor y el Bombo es llamada a la oración desde el más absoluto silencio hasta el estruendoso ruido. Tradición secular que se manifiesta con color y luz, en nuevo localidades unidas con todas sus diferencias.
Y más, mucho más que no contamos aún, pero que seguro que contaremos. Patrimonio, naturaleza, tradición, actividad, gastronomía… Todo tipo de atractivos que hacen de la provincia de Teruel toda una experiencia.