¡Qué puntazo! ¡Qué pasada! ¡Qué maravilla! Espontáneamente me arranqué en un aplauso de esos que salen desde dentro, como cuando estuve en mi primer concierto de AC DC, bajo el embrujo de la guitarra mágica del mítico Angus; o como cuando asistí a mi primer espectáculo de flamenco, y pude sentir el arte y la...